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Carta abierta del Dr. Carlos S. Baradello, fundador y Socio Gerente de ALAYA-CP y Sausalito Ventures. Docente de Hult International Business School, University of San Francisco y del ICDA escuela de negocios.
Las condiciones provocadas por la pandemia de COVID-19 aquí en los Estados Unidos y en todo el mundo están forzando cambios de comportamiento dramáticos que eran impensables meses o incluso semanas atrás. Acá en California, tuvimos una primera prueba de condiciones extremas a fines del año pasado cuando experimentamos varios días de interrupciones de energía, como resultado de los grandes incendios en esta zona del norte de California. Sin embargo, esas condiciones, por difíciles que fueran, estaban focalizadas geográficamente, duraron solo unos 3 o 4 días y afectaban mínimamente nuestras interacciones sociales (al menos durante el día). Además, aquellos con medios económicos podían "escapar" a otras áreas lejos del humo y las interrupciones de energía.
Ahora, estas oportunidades de "escapar" no existen. Todos estamos afectados. Todas las clases socioeconómicas, grupos étnicos, razas, edades y religiones se ven igualmente afectadas, y nadie puede cambiar el resultado. Además, no tenemos ningún lugar adónde ir, ya que la pandemia del virus COVID-19 es global, y nuestro movimiento está generalmente restringido. El miedo también juega un papel importante en todo esto, ya que la amenaza persistente de un virus invisible y altamente contagioso ha llevado a naciones poderosas como China o Estados Unidos a sentirse impotentes.
A medida que más y más negocios cierran para evitar el contagio de sus empleados y nuevas reglas limitan nuestra movilidad, requiriendo que muchos de nosotros trabajemos desde nuestros hogares, nos vemos obligados a reevaluar y quizás repensar nuestros comportamientos. Sin duda nuestras rutinas habituales se ven afectadas de múltiples maneras. En medio de todos estos cambios impuestos a nuestras vidas, propongo que consideremos algunos aspectos positivos:
¡Si! Nuestras vidas se han visto alteradas, nuestro mundo se ha puesto patas arriba y es probable que, a raíz de esta pandemia, cuando pase, el mundo no volverá a ser el mismo. Para ser más claro una vez superada esta crisis no volveremos a la “normalidad” de hace 30 o 60 días atrás. Mi invitación es que aprovechemos esta oportunidad de transformación de manera proactiva, para que cuando esta crisis global haya sido superada, nosotros emerjamos con mentes, cuerpos y relaciones más saludables.
«La formación de hombres de ciencia, conciencia y compromiso constituye la misión de la Universidad Católica de Córdoba, misión que se inspira en el ideal ignaciano de superar constantemente los niveles de excelencia»